Sergio Tobón AgudeloLA PALABRA EN EL EDUCAR, UNA EMERGENCIA VITAL

A un lector:

Es posible que la epistemología moderna denomine política de lectura al conjunto de pautas para la comprensión de un escrito, pero en realidad en este caso, no es más que la convocación al lazo de unión entre el narrans quien a través del escrito, lleva y exhibe al lector intenciones, experiencias y recuerdos que llegaron y se hospedaron en alma y en cuerpo.

Por este motivo es puesta en escena una obra de conocimiento que muestra el vivir y actuar en escenarios educativos, historias que a manera de vivencias llaman a la conjunción entre praxis y teoría, permitiendo observar la explicación e implicación de la pedagogía para el encuentro de dos: maestro – pupilo. Seres humanos que como actores educativos, acuden al aula con todas sus dimensiones: cognitiva, afectiva y social. Además de otras condiciones humanas que lo estructuran como un ser en posibilidad, situado y de experiencias pero fundamentalmente, con un lenguaje.

Allí en esas experiencias que llegan, se encarnan y salen, se constituyen las rutas que posibilitan la presencia del dispositivo que nos hace humanos y nos diferencia de otros seres vivos: el lenguaje. Experiencia, que como lenguaje expresado, llega de otro y se hospeda en nosotros, pero también se manifiesta en salida, pues también somos homo narrans, sujetos de historia que cuentan historias.

El lenguaje entonces se erige como el vínculo que permite el encuentro y desde allí, posibilita toda actividad humana, entre ellas el educar, siendo por lo tanto éste un acto inseparable de los seres humanos.

Al descubrir actos educativos llenos de humanidad que por el lenguaje los asiste, se hacen presentes reflexiones y preguntas a resolver. Reflexiones que invitan a mirar el lenguaje como expresión, la expresión como campo, un ser que recibe la palabra; un interior del sujeto donde transforma pero se acompaña del pensamiento y una expresión que sale al exterior, aunque muchas veces es una expresión que sólo sale a nuestro interior. Un lenguaje como emoción, un lenguaje escrito como texto, un lenguaje como expresión manifestado por otro, su llegada y su hospedaje. El lenguaje entonces como medio vinculante que sitúa a los seres humanos; pero también hay ese otro lenguaje expresado por lo otro, ese otro que no tiene voz, pero que también conversa con su arquitectura, con sus políticas y filosofías.

Para ello y en construcción de una suma de emergencias, se parte de la historia como sustento de nuestras labores, como pasado a manera de historia que da lugar a comprender nuestro presente; es el pasado, que a manera de visita nos hace compañía en esta obra, un pasado vestido de eventos que conversan sobre la representación del mundo en otro tiempo, para entender nuestro tiempo y mirar al tiempo futuro.

Esta historia se aboca desde los mismos orígenes del hombre como ser de lenguaje, son épocas que transitan llenas de hitos y acontecimientos, que mudan con lenguajes propios y donde cada época está marcada por su propio lenguaje. En recorrido se llega así a un nuevo estadio, que con ruidos y señales hablan de lo etéreo, de lo gaseoso, de lo virtual que en sustantivo concibe otra nueva época: la virtualidad, la cual cubierta de sucesos previos pero con una característica comunicacional, conduce al ser humano a otras formas de expresión, haciendo eco en el educar.

Se trata entonces de un educar visto como encuentro y para ello se postula la pedagogía para el encuentro, una visión acompañada de la alteridad del siglo XXI donde el otro, los otros y lo otro a través de experiencias construyen, forman y transforman a los actores educativos.

Esta obra de conocimiento extrae vivencias de dos instituciones educativas: Colegio Freinet y Ciudadela Educativa Isaías Duarte Cancino, ambas en la ciudad de Cali (Colombia). Se busca con estas experiencias, relatar desde su lugar de enunciación con base en escritos e imágenes, diferentes aconteceres; abordando entonces, en términos narrativos, la construcción teórica, sin establecer comparativos y diferencias.

Esta obra en trayecto, con claro interés desde el problema a resolver presenta una hoja de ruta que traza el camino de lectura. Celebrar dicho trayecto resulta importante, por su orden y proceso al igual que el educar, al igual que el lenguaje en su mediación. Para finalizar, a manera de in/conclusión, se expresan nuevamente las emergencias enunciadas al final de cada capítulo, acompañadas de imágenes que ilustran, a manera de evidencias, la praxis de la palabra.

Se invita al lector en cada página y en cada párrafo, a traer esos pensamientos, esos recuerdos, esas experiencias que se encuentran hospedadas en nuestro interior. Que la experiencia verse en la visita de esos acontecimientos que nos habitan y a manera de lenguaje nos movilizan.

Cada fragmento de la obra no es más que la pulsión a volver a vivir y a entender esos rastros, que como lenguaje de un maestro, quedaron en nuestro interior. Persiste la pregunta de un por qué, esa palabra del maestro cual semilla de una experiencia y depositada a manera de donación, perdura en nuestro interior.

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